El gran clásico de Oscar Wilde hizo furor en México: "love can read what is written on the farthest star"
Giorgia Ronda
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Con un grado en Lenguas y Culturas Europeas y un posgrado en Lenguas, Culturas, Comunicación, es autora de la avispada recopilación de cuentos Ronda de microrrelatos rebeldes.

Apasionada de literatura y artes en su totalidad, ha redactado columnas para una revista cultural y, con su primera novela, procura compaginar el desacierto y la insania, a través de un estilo escueto y ampuloso al mismo tiempo. 

En 2023, participó por primera vez del Festival CulturaUNAM. 

Bajo la sugestiva lluvia que cayó el domingo 5 de octubre en la Ciudad de México, en el Foro Universitario de Teatro, el gran clásico de Oscar Wilde, De Profundis, hipnotizó a toda la audiencia, entre rostros visiblemente emocionados y aplausos que resonaron durante largos minutos. 

La pieza de Wilde ha sabido demostrar, una vez más, su carácter atemporal y que su potencia literaria no tiene desperdicio: el amor puede leer hasta lo que se ha escrito en la estrella más lejana. 

La poesía de las gotas de agua chocando contra el techo sugirieron y enfatizaron al mismo tiempo los elementos dramáticos del monólogo de Wilde: el dolor y el descubrimiento, desgarrador, del aislamiento del protagonista. 

A este propósito, es menester señalar la fuerza visual del contraste entre luz y sombra, que va de la mano de la antítesis amor-odio a lo largo de toda la obra.

ESTRUCTURA Y CONTENIDOS

La voz de Girard domina el Foro desde la oscuridad, tomando, literalmente, la palabra, tarareando una canción, en las escaleras del teatro, hasta entrar a la cárcel. 

El escenario se configura como un espacio intrincado y ahogador que reprime e impide el florecimiento humano y la proliferación literaria del protagonista, en su reiterado afán por recuperar sus rasgos identitarios y creativos. Un libro, una alfombra desgastada y un taburete son los únicos objetos en la escena, delimitados por unas rejas negras que hacen que el perímetro de la celda aparezca aún más pequeño y enrevesado.

Ahora bien, la prisión redefine la percepción de Wilde respecto a su producción literaria, obstaculizando su capacidad para la creación y la imaginación, desde una perspectiva moral, según la sociedad de la época. Por consiguiente, la denuncia social por parte del reconocido escritor irlandés reside en su necesidad de apropiarse nuevamente de su única y verdadera esencia: la vocación artística. 

Entonces, ¿la prisión física es también prisión artística? ¿Existe una frontera, por más borrosa que pueda parecer, entre sentencia moral y creativa? El dolor de Girard refleja, como si fuera un aguacero interminable cayendo sobre el alma del autor, las injusticias morales padecidas por Wilde, en tanto blanco privilegiado y escandaloso según la mentalidad de la época. En otras palabras, la superficie angosta y restringida de la cárcel afecta al ser humano, despojándolo de sus connotaciones identitarias por un lado y reduciéndolo a mero número, por otro. 

La pérdida del nombre ameritaría reflexiones ulteriores: ¿cómo hacer para desempolvar la autoridad literaria, destacando Wilde por ser uno de los personajes más importantes de toda una contingencia histórica y social? ¿Cómo hacer para seguir escribiendo, después de la cárcel?

El recorrido de la literatura es como si fuera un péndulo, oscilando constantemente entre amor y odio, luces y tinieblas. Acto seguido, la narración se caracteriza por un ritmo más concitado, mientras que el actor pone en escena la posibilidad de rescate a través del arte. Es la primavera que vuelve a florecer después del invierno, es el ruido ganándole al silencio, o mejor dicho, el odio dándole su brazo a torcer al amor. No es casual, además, que Girard abandone el escenario en el desenlace de la obra, abriendo paso, así, a interpretaciones hermenéuticas de la carta de Wilde. 

Si quisiéramos centrarnos en algunas, podríamos subrayar que el texto se basa en una estructura cíclica, por representar, la imagen de la celda, tanto un punto de partida como un punto de llegada a la hora de reconstruir, el protagonista, los fragmentos de su identidad. La libertad rescatada, física y metafóricamente, balancea el juego de colores en la vida de Wilde, quien ya no vivirá con el crepúsculo en el corazón como si siempre fuera medianoche. Es más, las metáforas que abarcan el campo semántico de la naturaleza, en sus distintos matices, refuerzan la reconquista final de la autodeterminación del autor. Las reminiscencias del ambiente natural, por ende, arrojan luz sobre los escombros de una existencia arrebatada, al cabo de una larga reclusión en la penitenciaría de Reading Gaol. 

En resumidas cuentas, el arte en su totalidad encarna la purificación del escritor irlandés, brindándole la oportunidad de redimirse. Dicho de otra manera, entonces, el arte es el único punto de contacto entre amor y odio, con el objetivo de aliviar el sufrimiento y, eventualmente, transformarlo en calidad literaria.

HERENCIA ESTÉTICA, ARTÍSTICA Y LITERARIA

Las tres funciones en el Foro Universitario de Teatro, en la Universidad Nacional Autónoma de México, marcaron un antes y un después en la trayectoria de Josselin Girard. Su destino se entrelazará para siempre con las estrellas del texto de Wilde, cuya luz seguirá alumbrando cada escenario que recuerde y conmemore su historia. 

El mismo Festival CulturaUNAM fue teatro de la representación carismática de Girard, quien ha sabido consolidar su éxito en el otro lado del mundo. Asimismo, la herencia estética y artística de la pieza de Wilde resiste al tiempo, inscribiéndose en el cielo luminoso de la literatura universal. Es por eso que, la tarde del 5 de octubre, el magnetismo de Girard con De Profundis, emocionó profundamente al público, de principio a fin.

Finalmente, el gran clásico de Oscar Wilde pone de relieve la rebuscada relación entre escritura, o arte más en general, encarcelamiento y ambición literaria. Es, en otras palabras, una muestra poderosa de la necesidad absoluta de todo ser humano de renacer de los escombros y remodelar, a través de creación e imaginación, los fragmentos que otorgan significado al individuo. La literatura, por ende, es advertencia y antídoto al mismo tiempo: cura las heridas y restituye prestigio, a pesar de la censura. 

Créditos:

(Imágenes de la obra durante su estreno en la Ciudad de México, en el marco del Festival CulturaUNAM, 2025)