1984, la novela distópica de George Orwell, revive en México: una historia de amor entre pantallas y una reflexión más que actual sobre los mecanismos de divulgación y manipulación
Giorgia Ronda
+
-

Con un grado en Lenguas y Culturas Europeas y un posgrado en Lenguas, Culturas, Comunicación, es autora de la avispada recopilación de cuentos Ronda de microrrelatos rebeldes.

Apasionada de literatura y artes en su totalidad, ha redactado columnas para una revista cultural y, con su primera novela, procura compaginar el desacierto y la insania, a través de un estilo escueto y ampuloso al mismo tiempo. 

En 2023, participó por primera vez del Festival CulturaUNAM. 

El teatro experimental de la compañía francesa Collectif 8, con la poderosa adaptación de 1984, ha mejorado, sin duda, nuestra capacidad para pensar y actuar de manera dinámica. El lugar de encuentro con el público fue el Teatro Estefanía Chávez, en la Facultad de Arquitectura, un recinto de la Universidad Nacional Autónoma de México. Escenario de una pieza que se coloca en la eternidad, supo tomar nuestras inquietudes de la mano para enseñarnos a resolverlas. 

¿QUÉ PAPEL JUEGA EL AMOR EN UN MUNDO DOMINADO POR LA FALTA DE AUTONOMÍA?

La guerra mundial liderada por Oceanía repercute visible e indiscutiblemente en la historia de amor entre Winston y Julia, en la medida en que las reglas del Partido no admiten ninguna forma de devoción que no remita directamente al Hermano Mayor. La gran antítesis de la obra, de hecho, pone de relieve el extremo contraste entre amor y odio, y la manera en que la entrega a la persona amada refleja la necesidad imperante de controles masivos sobre la población. 

Además, es asimismo interesante mencionar la abrupta desproporción entre amor y (falta de) libertad individual. A este propósito, el texto de Orwell está repleto de momentos en que la pasión entre Winston y Julia rompe con los estándares de pensamiento y actitud impartidos por el gobierno. Nada más avanzar el espectáculo, sin embargo, la voluntad de sobrevivir, en un mundo esclavizado y tiranizado, cancela la intimidad en todas sus formas, junto con su valiosa reconquista. 

¿Hasta qué punto los protagonistas están dispuestos a proteger su amor? ¿Cuáles son los valores que realmente merece la pena respetar? Si la identidad aparece fragmentada y hecha trizas, bajo un régimen totalitario, el ser humano es incapaz de discernir por completo entre bien y mal, correcto e incorrecto. Es por eso que, en el desenlace de la obra, Winston renuncia a Julia hasta ir en contra de sus propios razonamientos, idolatrando decididamente al Gran Hermano. En sus últimos instantes antes de morir, pierde su guerra más personal: la lucha por un mundo digno y más justo deja lugar a un espacio turbio y confuso, donde la aspiración individual se ve aniquilada en nombre del albedrío autoritario de un opresor. 

¿CUÁL ES EL LÍMITE ENTRE DIVULGACIÓN DE LA INFORMACIÓN Y MANIPULACIÓN DE LA MISMA?

El eje central de la pieza de Orwell abarca el nivel comunicativo de la información y, por consiguiente, de la manipulación de la misma. La novela, de hecho, se basa en la construcción de la Verdad, vehiculada a través de una cadena de verdades, con el objetivo de fidelizar a la comunidad para que abandone sus pensamientos individuales y los plasme según los ideales del Partido. 

Los habitantes de Oceanía, más bien, deben empezar a pensar por contrastes, adoptando un idioma nuevo, sin ningún tipo de posibilidad de expresar conceptos enredados, ni que puedan remitir a opiniones diferentes sobre el mismo tema.

Entonces, sería más oportuno aseverar que la cadena de verdades establecidas por el sistema totalitario, encadena a la población entera, a Winston y a Julia, atrapados en un mundo de pantallas, donde cualquier palabra o comportamiento fuera de lugar se convierte en una deuda con la vida misma. 

En la obra, es el funcionario O'Brien el encargado de desviar tanto las emociones como las creencias de los protagonistas, por medio de una propaganda escrupulosa e inhumana. Tras engañar a Winston y a Julia, ensayando una rebeldía inexistente e intachable en contra del gobierno, tortura su cuerpo y su mente, hasta transformarlos en meros autómatas, o mejor dicho, en envases vacíos, amarrados sin salida en las pantallas infernales de Oceanía.  

¿EN QUÉ MEDIDA LA NOVELA DISTÓPICA DE ORWELL SE INSCRIBE EN LAS DINÁMICAS DEL MUNDO ACTUAL?

Cuando, en 1949, el texto de Orwell se publicó por primera vez, el mundo comenzaba a renacer de las cenizas de dos guerras mundiales que habían destrozado vidas y naciones. Paralelamente, la amenaza de la Guerra Fría seguía sacudiendo los avances de la reconstrucción política, social e identitaria de individuos y aparatos gubernamentales respectivamente. Hoy, en 2025, la metáfora bélica se repercute en el enorme entramado de conexiones que cotidianamente nos rodean, forjando así una visión indirecta pero sumamente poderosa, del mundo a través de una pantalla. Se trata, más bien, de una nueva guerra ideológica, donde la información compulsiva que devoramos afecta nuestro discernimiento de la realidad por un lado y altera nuestra capacidad para describirla, por otro. 

1984, además, pone de manifiesto la urgente necesidad de replantear la divulgación literaria. El diario de Winston, por ende, exhibe su incapacidad para lidiar con el control absoluto del Gran Hermano y, al mismo tiempo, nos invita a recapacitar sobre los riesgos sustanciales de la libertad de expresión, a la hora de tomar la palabra por medio de la escritura. Sería recomendable, una vez más, repensar la literatura en tanto herramienta imprescindible para erradicar las cadenas del lenguaje y así, desmoronar las paredes de la tiranía de ideas, en el presente y para el futuro. Quizás sea esta la enseñanza primordial de la acreditada novela distópica de Orwell. 

Créditos: 

(Imágenes del estreno de la obra en la Ciudad de México, en el marco del Festival CulturaUNAM, 2025)