La cuarta edición del Festival CulturaUNAM se caracterizó por una meticulosa oferta escénica, cuya variedad abarcó teatro, música, danza y literatura, conjugando talento y atrevimiento para desafiar la narración convencional.
Fue el caso afortunado de Una Eva y Un Adán, la magnética pieza de la compañía danesa Granhøj Dans, dirigida por el bailarín y coreógrafo Palle Granhøj, que, tras su exitoso estreno en el Auditorio del Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC), supo cuestionar los estereotipos que dominan la representación del cuerpo en la época digital.
Protagonizada por Sofia Pintzou (Eva) y Mikolaj Karczewski (Adán), la obra se realizó gracias a la colaboración con la Fundación para las Artes de Dinamarca y al apoyo del Festival Internacional Cervantino.
Los orígenes bíblicos y la concreta exhibición del cuerpo en la adaptación danesa
El libro del Génesis relata la historia de la humanidad, cuya relevancia encarna a Adán y a Eva como el primer hombre y la primera mujer en habitar la tierra respectivamente. Rodeados de dos grandes árboles, el Árbol de la Vida y el Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal, Dios les prohibió comer el fruto del segundo, en tanto muestra de obediencia. Pero, tras desacatar la autoridad del Señor, Adán y Eva descubrieron el pecado, logrando discernir entre lo que está bien y lo que está mal y Dios los catapultó a la tierra.
Dios nos ha dicho que no debemos comer ni tocar el fruto de ese árbol porque si lo hacemos, moriremos. (..)
La mujer que me diste por compañera me dio de ese fruto, y yo lo comí.
Paralelamente, la evolución de animales a seres humanos inscribió el texto bíblico en la crónica universal del origen de la creación. Durante años y hasta el presente, el cuento del Antiguo Testamento sigue generando cierto impacto, pues sus múltiples interpretaciones ponen de relieve tanto su matiz atemporal como sus pautas más controvertibles.
Como bien asevera Michael Søby: afortunadamente, estas escenas se presentan con un tono caritativo e interpretadas por dos bailarines excelentes. (..) Ambos dominan la gran pasión y la transformación de animales a humanos. (..) Pero el sensual examen de sus cuerpos y la demostración de fuerza femenina también causan impresión, al igual que el cauteloso intento del hombre de añadir un puñado de hojas al nido de la mujer resulta extrañamente conmovedor.
Ahora bien, si en el texto bíblico la luz representa la voluntad de Dios de plasmar el mundo; en la adaptación danesa, la luz se convierte en una herramienta sumamente eficaz a la hora de exhibir el nudismo. Si Adán intenta cubrirse con una hoja en el Jardín del Edén; el contraste abrupto entre blanco y negro en la pieza de Granhøj revela y cuestiona al mismo tiempo la naturaleza del cuerpo, abordando el tema de la desnudez desde una perspectiva primordial y connatural al ser humano. Además, el hecho de que la obra se haya materializado en 2025, en el marco de una sociedad constantemente conectada y expuesta, fija un antes y un después en el entendimiento de los límites de la libertad individual, en términos de dignidad y expresión.
En ese momento se les abrieron los ojos, y los dos se dieron cuenta de que estaban desnudos. Entonces cosieron hojas de higuera y se cubrieron con ellas. (..)
Escuché que andabas por el jardín y tuve miedo, porque estoy desnudo; por eso me escondí.
Por un lado, el relato del Génesis destaca el miedo padecido por Adán por haberse mostrado desnudo frente a Dios. Por otro, el baile mecánico entre Sofia y Mikolaj invita al auditorio a reflexionar sobre la desvergüenza, puesto que el conocimiento del mundo y sus reglas, dictamina la necesidad de exponer el cuerpo, siempre que, en esta era digital, el consumo vaya acompañado de respeto y consentimiento. A este propósito, sería oportuno repensar y reforzar las leyes que salvaguarden los derechos personales en el laberinto tecnológico de las redes sociales. Finalmente, el conocimiento reta la ignorancia y hace que Adán y Eva tomen conciencia de su organismo.
La fragmentación del movimiento y la emancipación del personaje femenino
La peculiaridad de la pieza danesa es, sin duda, el movimiento fragmentado que perfecciona y consolida la interpretación de los bailarines. Más bien, se trata de un movimiento obstruido, cuya vertiente principal procura escatimar la curiosidad del espectador de observar el cuerpo desnudo de Sofia y Mikolaj, sin detenerse en los pormenores de la historia.
Se puede deducir que Palle Granhøj se cimenta en la "Técnica de la Obstrucción", método innovador consistente en limitar los movimientos libres de los bailarines para descubrir nuevas formas de expresión y revelar aspectos profundos de su interioridad, logrando así una presencia escénica auténtica y llena de vitalidad, como bien explica Rosario Manzanos.
En otras palabras, la mirada transgresiva de la obra promueve la capacidad para erradicar el tabú de la desnudez corporal en tanto cuerpo cosificado.
Simultáneamente, no es baladí recalcar que el mismo título de la pieza de Granhøj opta por evidenciar el papel activo de la primera mujer. El nombre de Eva, por ende, aparece primero e indica su emancipación. Asimismo, si el cuerpo femenino sigue siendo blanco de apropiación ilícita, sobretodo en la inmensa jungla de las redes sociales o en el tétrico ámbito de la pornografía, el propósito de la compañía danesa se presenta como un auspicio que puede reconfortar la narración futura a la hora de proteger tanto el cuerpo como su desnudez, especialmente el de la mujer.
Para destacar la valoración de Manzanos: la danza, sin embargo, es una paradoja. Los que bailan sienten la gran seguridad de la fuerza de su desnudez. Sin filtros, ni photoshops, logran vivir el espacio escénico de forma onesta y mostrarse sin miedo frente a una sociedad de alguna manera mojigata y que se encubre en la lógica del consumo apoyada en la apariencia.
Para finalizar, la cuarta edición del Festival CulturaUNAM supo encarar la narración convencional para subvertirla a través de la danza. Una Eva y Un Adán escenifica la preponderancia del cuerpo por un lado y simboliza la magnitud de la desnudez por otro, en un mundo brutalmente dominado por el lugar común del cuerpo en tanto mero objeto despersonalizado.
Ojalá la relectura de Granhøj Dans abra el camino a una nueva y necesaria codificación de patrones, a la hora de establecer las fronteras entre consentimiento y falta de respeto.
Si Adán y Eva, en el Jardín del Edén, conocieron el pecado por haber mordido el fruto prohibido; ojalá la adaptación danesa haya demostrado que, tras comer de la manzana prohibida, siempre existe la redención.
Créditos:
(Imágenes de la obra durante su estreno en el marco del Festival CulturaUNAM)
Bibliografía:
Una Eva y Un Adán, Programa de mano, 2025 (FIC)
Antiguo Testamento, Génesis 3